domingo, 17 de agosto de 2008

Las actitudes se cambian desde adentro.

En el libro Gung Ho se cita la frase "se puede llevar el caballo al río, pero no obligarlo a beber". Estas palabras aplican al cambio de actitudes en el sentido de que no se puede obligar a nadie a cambiarlas; sólo se pueden cambiar a partir de una decisión personal, nacida de la reflexión y de hacerse consciente de ellas.

En nuestras organizaciones, sobre todo en las públicas, existe la creencia de que las personas han de cumplir con sus deberes y obligaciones profesionales a partir del diseño e implementación de marcos normativos y sistemas de control (horarios, sistemas manuales o mecánicos de control, procedimientos que rigen las situaciones propias de la administración de personal, etc.); la vieja teoría X campea en nuestras instituciones públicas. ¿Qué se logra en una organización de ese tipo? Para mi esa es una pregunta fácil; SE LOGRA LLEVAR EL CABALLO AL RIO, es decir, logras empleados cuya única preocupación es correr para "marcar a tiempo" la hora de entrada y hacer lo mismo a la hora de salida. Mientras tanto, la misión es hacer lo mínimo durante el día de trabajo pues "para que te matas trabajando si al final nadie te lo reconoce". Esta última frase, muy escuchada en las oficinas de gobierno, da un indicio de que las personas trabajan no sólo por la remuneración sino que buscan algo más como producto de su trabajo. Por otro lado, un sistema como el descrito desincentiva a los buenos trabajadores puesto que sólamente está centrado en los incumplimientos a las normas, sin importar las causas, el historial del empleado, su eficiencia, etc. Simplemente, si llegaste tarde, por la razón que sea, o te sometes a un procedimiento burocrático de solicitar licencia por el tiempo faltado o te resignas a que te apliquen el descuento correspondiente.

Un sistema de ese tipo lo único que consigue el fomentar el "cuatrerismo" y el logro de las 8 horas-posaderas o de "dar clases" a desgano; mientras tanto la efectividad, el cumplimiento de metas y la calidad en el trabajo duermen el sueño de los justos. Ah, obviaba decir que también se logra una unidad de recursos humanos, o una dirección, altamente satisfecha por la "efectividad" con la que realiza su trabajo.
¿Será posible que una organización tal llegue a la excelencia?. Dificilmente, pues muy pocos de sus empleados pondrán en juego todas sus capacidades, energía, entusiasmo y compromiso para el logro de la visión institucional. Es, decir, AUNQUE OBLIGASTE AL CABALLO A IR AL RIO, NO PUEDES OBLIGARLO A QUE BEBA. ¿Cómo puede conseguir una organización que sus empleados le entreguen toda su energía, creatividad, ingenio, compromiso y espíritu en pro del logro de la visión institucional? ¿Cómo puede dar un salto de calidad la escuela salvadoreña?. Sobre esas preguntas reflexionaremos en la siguiente entrega.

0 comentarios: